Febrero 5 de 2009
… o no lo soy?. Esta una reflexión bastante íntima que quiero compartir mas que a manera de ejemplo como base de discernimiento.
Muchas veces me he hecho esa pregunta, especialmente importante para mi, reconociéndome católico practicante. Y la dificultad emana justo en el momento en que debo tomar la decisión entre dar o no dar, peor aún si es dinero y mucho peor si es por petición y no por voluntad propia.
Esta circunstancia se presenta permanentemente en mi ciudad. Los altos niveles de desempleo, la cantidad de personas que se desplazan a la ciudad en busca de sustento, el desplazamiento forzado, la inviabilidad económica de las actividades del campo y muchos otros factores hacen que en la ciudad se concentren muchas personas en las actividades conocidas como “el rebusque” (Actividades para conseguir el sustento de cada día), economía informal y mendicidad.
Es así como observamos nuestras aceras repletas de vendedores ambulantes; los buses abordados por vendedores de ocasión, por músicos y cantantes y por mendigos, y los sitios públicos llenos de desplazados, madres cabezas de familia, viudas y huérfanos de la violencia, etc; todos en busca de dinero.
El principal conflicto lo vivo cuando homologo estas acciones con las acciones delictivas de drogadictos, de alquiler de niños y personas malformadas para la mendicidad, de carteles de mendigos creados por la alta rentabilidad del negocio, de explotación de niñas y niños para la prostitución, de los mismos niños y niñas en edad escolar pidiendo en los semáforos de la ciudad 24 horas al día.
Es una verdadera cuestión para mi: doy o no doy?
Hace un tiempo tome la decisión de no dar, a nadie, ni una moneda. No quería ser patrocinador de las infamias ya relatadas. Y donde se queda entonces mi condición de ser generoso? Yo puedo ser generoso ocasionalmente cuando decido dar algo sin la exigencia de alguien. Pero, y que hacer con los que me piden?
Hoy, durante el almuerzo, dos jóvenes, guitarra y güiro en mano, se aproximaron a la puerta del restaurante saludaron y comenzaron a interpretar un par de canciones. Nuevamente la duda asaltó mi pensamiento, dar o no dar? Porque si doy estoy patrocinando el mecanismo mediante el cual están pidiéndome, y se perpetuará. Y di. Y de alguna manera me sentí bien rompiendo mi regla de no dar. Y pensé que existen personas que realmente necesitan de mi dinero. Y decidí que yo soy capaz de discernir entre aquellos que necesitan mi dinero para sobrevivir y aquellos que son explotadores y delincuentes. Pagaré por escuchar algunas canciones, pagaré por algunos dulces en los buses, regalaré dinero a algunas personas que me lo pidan.
Hoy decido que sí soy generoso y que daré con gusto, porque para mi es más alimento y más crecimiento dar que no dar.
Un feliz día para todos.
JAIME A.
jueves, 1 de octubre de 2009
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