sábado, 3 de octubre de 2009

NO EXISTEN BUENOS Y MALOS...

Septiembre 24 de 2009

… desde la perspectiva de la vida como un proceso de aprendizaje y del mundo y el universo como la escuela o el aula para tal propósito, en esta dimensión no existen ni el bien ni el mal, no existen buenos y malos… solo existimos personas en proyectos individualizados de aprendizaje, crecimiento y trascendencia.

Cada cual vive los procesos que requiere vivir para aprender lo que tiene que aprender. Los procesos pueden incluir experiencias de violencia, dolor, sufrimiento, martirio, guerra, sometimiento, pobreza, hambre, escasez; o su contraparte poder, autoridad, riqueza, abundancia, opulencia, gobierno, satisfacción, etc. Cada cual recibe estrictamente las lecciones que necesita para aprender, ni más ni menos; nuestra misión es aprender y pasar a niveles superiores; si no aprendemos obligatoriamente repetimos. Y para dar las lecciones la vida nos pone en cualesquiera de las situaciones descritas anteriormente o en cualquiera otra de entre las miles posibles.

En la medida en que nuestro espíritu crece y evoluciona, avanza en su camino a la trascendencia, los procesos de aprendizaje son menos traumáticos; es el poder de la sabiduría. Los resultados se miden en términos de PAZ INTERIOR. La misma paz que nos llevará a convertirnos en seres de luz.

Y por tal motivo redacto esta nota hoy. Es la derivación lógica de la nota anterior. Como seres de esta dimensión, con un crecimiento incipiente, todavía somos dados a juzgar todo lo que nos ocurre y a todos aquellos que de alguna forma se presentan en nuestros procesos. “Esto es bueno y esto es malo”, “Aquel es bueno y aquel es malo”, “Actuó muy mal”, “Es un pecador”, “Es un criminal”, y miles de ejemplos más, lo hacemos a diario, cada minuto.

Debemos llegar al punto de entender que aquella persona que “nos hace daño”, “que nos lastima” “que me infringe un dolor profundo”, “que me roba”; esa persona es un instrumento que me está brindando la vida para aprender una lección; si pudiéramos entender con profundidad esta filosofía casi que daríamos las gracias a esas personas y a la vida por esa oportunidad.

Y ahí está el verdadero crecimiento del ser y la verdadera grandeza del espíritu: en aprender; en aceptar, aceptar y aceptar; pero además en AGRADECER, AGRADECER Y AGRADECER.
En estos estados entenderemos que la esencia vital divina no está en nada material… entenderemos que el sumum de la experiencia vital se encuentra en la energía del espíritu y del pensamiento.

Les abrazo con gratitud,


JAIME A.

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