miércoles, 1 de diciembre de 2010

HACE YA DOS AÑOS...

… que escribí el articulo “El agua no se pierde” ; en el cual, entre otras cosas, explicaba el aceleramiento del ciclo del agua en la tierra. Y, no crean que me ufano de decirlo, SE ESTA CUMPLIENDO AL PIE DE LA LETRA Y MÁS RÁPIDO DE LO HUBIESE QUERIDO.
Ajustamos casi un año y medio de permanente invierno en esta zona tropical que habito. Unas veces con mayor intensidad que otras pero invierno permanente. Con una característica nueva y muy notoria presencia de tormentas con vientos huracanados que alcanzan hasta los 100 kms hora. En el último mes hemos sufrido 3 de estos eventos en mi ciudad, algo nunca antes visto; con consecuencias catastróficas en el amoblado urbano, los bienes patrimoniales de los ciudadanos y la afectación de los recursos naturales, especialmente el arbolado urbano.
Y si estos eventos comienzan, se seguirán presentando.
Hoy quiero llamar la atención sobre el hecho de que nuestras ciudades no están preparadas para afrontar las consecuencias del cambio climático, para enfrentar y soportar los fenómenos que recién empiezan a experimentar.
SEÑORES PROTECTORES DE LA NATURALEZA Y DE LOS ÁRBOLES, POR FAVOR NO SIEMBREN ARBOLES EN LA CIUDAD SIN EL ACOMPAÑAMIENTO Y DIRECCIÓN DE LAS AUTORIDADES COMPETENTES. Porque la mayoría de las veces´, en lugar de hacer un bien al medio ambiente, estarán generando un serio problema futuro que puede afectar la comunidad en general.
En mi ciudad, literalmente no cabe un árbol más (en su componente urbano quiero decir). En algún momento todos los espacios públicos verdes fueron “invadidos” por siembras sin planificación ni directriz, y hoy esos árboles son los causantes de una gran cantidad de accidentes y problemas de toda índole. Sin contar los altos costos que implica para una Administración municipal la tala de un árbol riesgoso.
También debo mencionar el pésimo manejo que hacemos de nuestras fuentes hídricas y sus cauces. En casi la totalidad de los casos urbanos estas fuentes se han convertido en resumideros de desechos y deposito de escombros y basuras. La tala indiscriminada de árboles en las zonas rurales, desnudan el suelo, lo exponen al efecto de la lluvia; el agua lo afloja y lo arrastra hacia las corrientes de quebradas y ríos, que no pueden con esa carga tan pesada y se desbordan inundando miles de hectáreas a su paso.
Lo que vivimos hoy es el producto de lo que venimos sembrado desde hace 100 o 200 años.
Lo que debemos hacer es empezar a sembrar hoy cosas que estén en armonía con el medio ambiente para que, quizás en 300 0 400 años podamos decir nuevamente que el clima de la tierra se está recuperando, se está normalizando.
Sembremos en nuestra conciencia hoy la paz que necesitamos para vivir la armonía y la felicidad mañana.
Sembremos en nuestros hijos la semilla del amor, de la comprensión y de la alegría que les permita a ellos, y a nosotros en ellos, trascender hacia niveles más espirituales de vida.

JAIME A.